jueves, 25 de octubre de 2007

Cronica del Encuentro por Luis Holgado, Argentina

III Encuentro Internacional de Escritores de San Juan 2007

Por: Luis Holgado


Y ya pasó uno más. Este evento que se diferencias de todos los Encuentros habituales y conocidos, porque reúne características diferentes a los demás, entre ellas, la participación directa de los autores con la comunidad educativa y en general, en donde se realizan –no en todos los casos- talleres de lecto-escritura en los que los escritores trasmiten sus experiencias y realizan practicas intensivas con alumnos, maestros y cualquier hijo de vecino, que esté dispuesto.
Como siempre, la conductora fue María Esther Robledo, si es que hay que hablar de la única persona verdaderamente propietaria de la idea de organizar estas jornadas.
Por otra parte, María Alejandra Araya, una atractiva señora, que ya anda pisando las 4 décadas, colaboró intensamente en la Coordinación.
El hotel de lo mejorcito y otra vez se repitió la formula que nos retrotrae a la niñez: “...los nene con los nenes, las nenas con las nenas...”
Hubo, como es lógico, lo bueno, lo malo y lo feo, en esta nota destacaremos lo bueno y algo de lo feo. Empezaremos por lo peor, algunos oficiantes de la letras, parece ser que aún no comprenden del todo bien, las reglas. Fallaron otra vez aquellos que consideraron, que se les pagaba la estadía para que se tomarán vacaciones. No señoras y señores. No es así. Todos los seleccionados, quedan a disposición del Encuentro y, este es el único que puede modificar la situación sobre la marcha.
Asimismo, sería bueno, que se respetaran ciertas reglas de urbanidad. No es bueno bañarse vestidos en la pileta del hotel y mucho menos dirigirse con palabras soeces a ciertos funcionarios.
A pesar de que, siempre pesa más la tragedia que la comedia, estos “fortuitos” no empañaron el mejor de los Encuentros.
Manuel Rodríguez, Vice-presidente 1ro. de la Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas, fue una de las principales figuras, el aborigen de La Pampa Juan Melo, el brasileño Aidenor Aires, la carioca Elizabeth Abreu, la venezolana Gladys Mendía, el marplatense Alejandro Ramón, la pehuajense Isabel Daibes, la sanjuanina Nancy Luna, la mejicana María Isabel Lorenzo, los chilenos Patricio Morales, Marcela Menares y Gregorio Angelcos, las porteñas Irene Gerschon, Vilma Truncellito (del Fotoclub Buenos Aires), Liliana Garcia Nudelman, Nerina Paz, la cordobesa Liliana Chaves, la otra caribeña Lourdes Aquino, la mendocina Lila Levinson, las colombianas Luz Carranza y Blanca Pineda, los enamorados Rosa Arías y Julio Lemoine, el Grupo Folklórico de la ciudad de Pocito y Antonio Guzzo entre otros.
Los recitales se efectuaron una parte en la finca asignada a tal efecto y en la plaza de Pocito, en donde hubo una participación activa de toda la población, donde también y es de destacar la actuación del dúo Díaz-Heredia.
Como siempre y es tradición a esta altura de los acontecimientos, no faltó la cena con el gobernador de la provincia Ingeniero José Luis Gioja, en la que estuvieron presentes la Secretaria de Cultura, el intendente de Pocito y el Director Provincial de Bibliotecas. Y por si fuera poco, uno de los personajes que más apoya este evento: Bibiano Quiroga. Y un almuerzo que no tuvo desperdicio en la bodega Segisa. Vacío al cognac con papas noiset, vino shirac y helado.
El balance de gestión da como resultado un Encuentro de excelentes peculiaridades, en cada uno de los participantes ya se palpita el que viene.

Poema para Maria Esther Robledo de Isabel Lorenzo, Mexico

MARIA ESTHER



Un coloso de piedra obstruye el horizonte
un infinito de surcos ondea bajo el sol
mientras un eco de las voces de América Latina
rompe las fronteras
hermana corazones
abraza esperanzas entretejiendo palabras
San Juan , San Juan, San Juan
cálido arrullo de gente y vino
poso de amor que queda para siempre
rompiendo paradigmas
abre identidades que suavizan distancias
Ya no será Argentina la gran desconocida
la distante
la ebria de orgullo
Cálida cobija de afectos,
tertulias
cuecas, tangos y rancheras
en el regazo de una mujer enorme
que entreteje las palabras nuestras

Cronica del Encuentro por Isabel Lorenzo de Mexico

III ENCUENTRO COMUNITARIO DE ESCRITORES. San Juan. Argentina.

Lo grandioso de los encuentros está en el conocimiento que tienes cuando asistes a uno de ellos. El país, la localidad, los escritores y lo que escriben, su lucha diaria, que a veces se convierte en una lucha social. Todo es un conjunto que enriquece a quien va con la mente dispuesta a ello. Argentina ha sido una experiencia inolvidable, pese al paradigma que cargan, los argentinos resultaron ser muy cálidos y buenos anfitriones; sé que con el tiempo se van borrando caras y confundiendo nombres, pero habrá momentos que siempre estarán en mi mente.

San Juan, ruta de sol y vino se encuentra al noroeste de la República Argentina, una inmensidad de surcos ondean hasta un horizonte obstruido por el coloso de piedra que la separa de Chile. La impresionante cordillera andina impide el paso de las nubes, lo que convierte la zona en desierto. A pesar de ello, entre Mendoza y San Juan, producen el cincuenta por ciento de vino argentino. Cultivan enormes plantaciones de tomate, zanahoria, alcachofa, olivo y otras frutas. ¿Cómo? Por goteo. Cuando llega el deshielo de las grandes montañas, capturan el agua y la distribuyen por acequias, mediante de una rigurosa alternancia equitativa. Granja agrícola en constante crecimiento atrae emigrantes temporales. Es ante este colectivo recio e ingenioso donde se celebra, del 23 al 30 de septiembre el Encuentro Comunitario de Escritores “Entretejiendo desde el Hacer de las palabras”, que se realiza por iniciativa de la escritora María Esther Robledo a imagen del Encuentro de las Nubes que realiza el maestro Cienfuegos en Oaxaca.

Los objetivos del encuentro se enfocan en incentivar y fomentar la lectura, integrar escritor y sociedad, así como en la comunidad escolar. También difundir las obras literarias de aquellos que asistimos. El Gobierno a cargo del Lic. José Luis Gioja y del Director de Cultura Arnaldo Sánchez, nos atendió, albergó y alimentó durante una semana, a cuarenta y cinco escritores, dos de Venezuela, dos de Colombia, cuatro de Chile, dos Brasil, dos de Paraguay, y el resto argentinos de las diferentes provincias, menos de Buenos Aires; razón por la cual se nombra “comunitario con el sólo afán de promover la cultura y analizar la importancia de la literatura en la sociedad,”. Estuvimos invitados en el Palacio de Gobierno dónde el personalmente fungió como anfitrión enviando para todos los países hermanos en los que está México incluido, un mensaje hermandad. En San Juan esta política de difusión y promoción, tiene como efecto que sus habitantes lean, y amen la lectura al grado que en sus comunidades existen unas bibliotecas populares, que la misma población ayuda a mantener, el Lic. Jorge Elizondo Director de Bibliotecas Populares, también estuvo en la coordinación. Anexo una foto de los módulos urbanos de estas bibliotecas en la ciudad de San Juan, entre el paseo de gente, los niños leen sentados en el suelo, alrededor de un trovador. Cómo se aprecia la concurrencia es mucha y los niños, se ve: lo disfrutan.

Actividades realizadas

Las sesiones no fueron tan agotadoras como otros a las que he asistido. No por ello menos interesantes, pues la diversidad de actividades lo hizo una experiencia única y diferente.

La primera fue una conferencia magistral sobre Neruda impartida por Magdalena Fuentes y Gregorio Angelcos, pertenecientes a la Sociedad de Escritores de Chile

En el marco de una granja agrícola propiedad del Sr.Vargas, se leyeron las ponencias. Entre las más destacadas estuvo la del escritor Alejandro José Ramón y la de Magdalena Fuentes Zurita. En cuanto a la de la literatura y la cocina Amalia Isabel Daibes, nos presentó una propuesta por demás ingeniosa para elaborar poesía. En otros rubros estuvieron Aidenor Aires, Delia Beatriz y Blanca Pineda

También en las escuelas se realizaron lectura de cuentos, y leyendas orales en las que participaron la mayoría. En el plantel Santa Bárbara compartimos ante un interés nuestras costumbres, les hablé del puente que inicia con las mañanitas de la Virgen el 12 dic hasta el 6 de enero día de la rosca. Obviamente de las ramas, y todo este ritual que tenemos en Veracruz sobre las navidades y la nochevieja con la quema del viejo lleno de cohetes y el amanecer frente al mar. También quisieron saber sobre las serenatas y las diversiones de nuestros jóvenes. Espero que mi motivación sobre las razones que tenemos para escribir, sean productivas y en un plazo no muy largo, podamos leer algo de estos jóvenes. Ellos hicieron una exposición socioeconómica de su entorno, su origen, las migraciones, el crecimiento de la población, lo que exportan y sus diversiones. Gracias desde aquí a sus maestros Elina Ivana Guzzo y Carlos Vargas y un fuerte abrazo a estos chicos.

Ante un grupo de jubilados que nos recibieron con vino y música tradicional se leyó. Claudio Simiz impactó con una poesía llamada Epigrafe. Conocimos la música cuyana en la voz de dos trovadores Díaz-Heredia. Mi participación fue sobre el día de muertos. Un pequeño altar con papel de china, cortesía de Gaby Velásquez, una calavera de azúcar, otra de cera, que fungió como la vela, unos alcatraces cortados en la finca dónde nos albergaban durante el día, y un vaso con agua. No faltó la botella de vino y unas frutas. Les expliqué un poco la idiosincrasia del mexicano sobre la muerte. Su relación viva con los difuntos y la promoción que esta haciendo la SEP, para contrarrestar la invasión extranjerizante del Halloween. La mesa fue muy sencialla, pues en el mercado encontramos toda clase de artículos de brujas, pero lo de nosotros no lo empiezan a poner hasta finales de octubre.

No faltaron participaciones en lecturas en parques y bibliotecas. Comidas y cenas, eventos Canciones en las horas de siesta en las que se empezaba con el tango y se acababa con José Alfredo Jiménez, otros dormían siesta o trabajaban en algún artículo, hasta que empezaban las actividades de la tarde. En lo íntimo del encuentro nos reunimos en las noches, en pequeñas tertulias de poesía, no siempre con los mismos participantes, cosa que dio oportunidad de escuchar a los diferentes compañeros. Los curriculums de algunos de ellos son verdaderamente extraordinarios.

Para la plástica hubo un espacio. Vilma Truncellito, Nancy García, Lourdes J. Aquino e Irene Raquel expusieron y donnaron algunas de sus obras.

Se realizó una visita muy interesante a un instituto agrícola por sus siglas: FECOAGRO LTDA Este instituto tiene un programa prohuerta para los centros urbanos. Ahí pudimos escuchar a nuestra compañera Blanca Pineda, Ingeniero Agrónomo, hablando sobre estas experiencias. Un programa muy parecido al que en algún momento tuvo el gobierno de Veracruz casi treinta años, sólo que aquel intentaba promover el huerto en las zonas rurales. La parte orgánica para el tratado de las plagas es una parte fundamental en este programa, por medio de hierbas aromáticas. En absoluto se utilizan químicos, según Blanca Pineda así trabajan también en Chile con pequeñas variantes, lugar donde ella labora. Este proyecto me pareció interesante, porque es una lucha frontal contra el hambre. En las colonias, en las azoteas, en las terrazas todos podemos tenerlo, sólo se necesita de un asesor que monitoree los huertos. Esta mujer de gran entereza, es un cúmulo de conocimientos, no sólo en este rubro, pues una de sus ponencias habló de unos talleres en los barrios colombianos, de recuperación de la historia del barrio, incluyendo a la totalidad de los habitantes, y así poderlo reintegrar a su entorno, tanto a los excombatientes, como a los jóvenes que han caído en la droga

Nos entrevistaron para radio Luis Holgado hizo una pequeña entrevista en sus programas FM Keops de Villa Elisa y FM Difusión, Lila Levinson para su programa de Lila de Radio Libertador de ciudad Mendoza, así como para el programa Dramaturgia de San juan.

Poco tiempo son diez días para decir que se conoce un país, pero la calidez y el amor a México se hizo presente desde el primero. Estar en este encuentro, hablar con otros latinos da una perspectiva sobre nuestros pueblos, que de igual forma sufren de esta globalización imperialista, que cómo latifundios virtuales despoja a los pequeños comerciantes o pequeños campesinos de su forma de vida. Saber que no estamos solos, nos induce a seguir en esta búsqueda de nuestras identidades, desnudarnos hasta encontrar el mismo dolor que nos lacera por igual, nos hermana y fortalece.

Me traigo de allá, los paisajes en tonos café, un cielo transparente, cómo son ellos mismos. El vino compartido. El mate. La fina ironía. Las nuevas amistades. Un sin fin de poemas y de cuentos que de alguna forma les iré compartiendo y el deseo de un compartir un nuevo encuentro
Anexo fotos

lunes, 22 de octubre de 2007

Lili Chavez de Argentina e Isabel Lorenzo de Mexico

Todos los escritores en la FInca

Gregorio Angelcos de Chile y Valeria Zurano de Argentina

El lenguaje de los apetitos rompe el silencio de la reflexion. Por Gregorio Angelcos

El lenguaje de los apetitos rompe el silencio de la reflexión

Gregorio Angelcos

Sueño siempre sueño, a pesar del pragmatismo y las múltiples necesidades de crecimiento material que nos impone la vida cotidiana. Todos salen de compras a grandes tiendas comerciales, disfrazan sus fantasmas de trasnoche y se introducen en un laberinto, donde la estética es un escaparate con espacios vacíos y maniquíes que disfrazan su corporeidad de plástico, para ofrecernos la desdicha de su fraude existencial.

Es el desborde material de la riqueza con sus tentáculos de seducción que nos hipnotizan con sus imágenes de éxito. Oro, estímulos fugaces de oro que no tiene quilates, pero que construye significados en nuestro subconsciente como si la riqueza estuviese al alcance de nuestras tarjetas de crédito y las ventajas comparativas del mercado.
Es un derroche de belleza que ensimisma nuestros sentidos, con sus formas obvias, estilos de trastienda puestas al alcance de nuestros afectos conculcados. Múltiples diseños para que la riqueza se multiplique y se concentre.
Nadie quiere trascender este minuto de tragedia, donde las razones son disciplinadas por la potencia del dinero. Los tránsitos y los movimientos son estáticos, el tiempo se ha detenido entre el lenguaje de las sombras y el propósito de que la vida se vaya a un cementerio con sonrisas de operetas.
Demasiado maquillaje y kepchut, caminos sinuosos y esperpentos vigilando las escaleras de caracol. Todos ríen o al menos fingen que lo hacen, luego el desenlace de los bolsillos vacíos y la vergüenza de saber que los artículos superfluos nos sumieron en el tráfico de las apariencias.
La perdida de los centavos destruye nuestra condición de pájaros en vuelo, y nos abre una jaula, para que en disfraces de payasos ingenuos podamos sentir la protección de sus barrotes fríos y herméticos. Aquí nos matan la respiración y la voluntad de los sentidos, mientras gesticulamos infamias y mentiras que no dicen razón con nuestra esencia.
El culto al grito desesperado con su carga emancipadora y nostálgica de tiempos pretéritos y futuros, se convierte en basura degradada por luces que reemplazan al sol que insiste en estimular nuestro coraje.
Pero el lenguaje de los apetitos rompe el silencio de la reflexión, y mimetiza la única necesidad, con la perseverancia que establece la subordinación de las estrategias que contaminan con su hielo nuestra naturaleza animal; de instintos que nacen y mueren como un tango nostálgico de los suburbios de Buenos Aires.
La noche de la naturaleza con su atmósfera de estrellas fue acribillada por la oscuridad de la caverna, donde los únicos que son capaces de desplazarse, están ciegos, pero con sus bastones en ristre, y sus cuchillos dispuestos para regresar al combate.
Y no palpan, solo embisten, y en su naturaleza ambivalente de visiones imaginarias y restricciones reales van sucumbiendo, caen como frutos silvestres, desestabilizados por el viento, pero se sumergen en la tierra, se siembran, y vuelven a germinar como semillas de misterio, enigmáticas, que alteran los ritmos monocordes de los equilibrios inconscientes de su perdida letal.
Restablecer nuestras locuras es un buen síntoma de reconstrucción de los espíritus, aquellos que son capaces de mover la ignorancia con la energía que proviene del amor, pero no ese amor vacuo, delimitado por la naturaleza de los fetiches, sino el que se sustenta en la profundidad de los océanos, una conspiración de peces que de pronto emergen con violencia y se dotan de alas para transformar la vida.

Ponencia Cocina y Literatura. Por Luis Holgado

Ponencia: Cocina y literatura. Por Luis Holgado

Si nos dedicamos a indagar en la literatura nacional, encontraremos 2 géneros que se hicieron famosos, por doquier. La literatura de fútbol y la cocina.
Además de la cantidad incalculable de libros que versan sobre las distintas recetas, debemos sumar aquellas que encabezan, novelas, cuentos y poesías.
La escritora mexicana Laura Esquivel, empieza uno de sus libros más famosos con una receta de las que hacía su tía Tita, en Agua para chocolate.

Tortas de navidad:

Ingredientes:
1 lata de sardinas
½ chorizo
1 cebolla
orégano
1 lata de chiles serranos
10 teleras
Manera de hacerse:
La cebolla tiene que estar finamente picada. Les sugiero ponerse un pequeño trozo de cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno la está cortando. Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar. No sé si a ustedes les ha pasado pero a mí la mera verdad sí. Infinidad de veces. Mamá decía que era porque yo soy igual de sensible a la cebolla que Tita, mi tía abuela.
(Así empieza Como agua para chocolate)
Si la cocina tradicional depende de los productos de la región, es de la creatividad de quien la prepara, de donde proviene su esencia, de esa natural percepción que permite, a partir de los elementos con que se cuenta, la combinación acertada de ingredientes para lograr un sabroso plato, o una variedad de ellos a partir de un mismo producto.
Las recetas ofrecidas surgen de diversas fuentes. De un itinerario de fogones, de cocinas de antiguas estancias de la zona, de habitantes del lugar, de amigos, de recuerdos de la infancia, de usados cuadernos de recetas familiares, de tratados de comida regional.
Han sido formuladas de manera sencilla y precisa, tratando que las explicaciones sean claras y faciliten su ejecución.
Aquellas recetas que no corresponden a platos tradicionales, están elaboradas utilizando productos comunes en la región, ampliando de esta manera su aprovechamiento.
Es lógico entonces que la comida sea, como el sexo, parte fundamental de cualquier relato literario.
El recetario de Tita era parte de una cocina que mezclaba el sabor con la pasión más desenfrenada. Una historia llena de amor, que consagró a su autora en el mundo entero. Tita y Pedro se aman. Pero ella está condenada a permanecer soltera, cuidando a su madre hasta que ésta muera. Y Pedro, para estar cerca de Tita, se casa con la hermana de ella, Rosaura. Las recetas de cocina que Tita elabora puntean el paso de las estaciones de su vida, siempre marcada por la presente ausencia de Pedro. Y la acompañan en su apoteosis y en su tránsito a una sabrosa, muy sabrosa eternidad.
En Laura Esquivel no representa el único caso, ya que la misma escritora se desató hace unos años con otro libro de varias recetas un tanto afrodisíacas: Intimas suculencias.
Asimismo el escritor Horacio Salas hace referencia en su libro: “Lecturas de la memoria” acerca de las vivencias, anécdotas y notas de lectura sobre escritores, atesoradas, durante su dilatada trayectoria. Algunos de estos autores como: Pablo Neruda en la cotidianidad compartida en Isla Negra; quién le expone acerca de sus impresiones sobre literatura y cocina.
La comida, para el escritor Manuel Vicent, es más que una obra de arte, resulta un placer sensual, un goce de la vida. En su nuevo libro, Comer y beber a mi manera, habla de manjares, pero también de amigos, viajes y recuerdos. Como todo recuento personal, se puede afirmar que se trata de un libro autobiográfico en el que los recuerdos de platos, gentes y lugares ofrecen al lector una semblanza de quien los escribe. No es tanto un libro de gastronomía, por más que se ofrecen diferentes recetas, ni, probablemente, las consideraciones de un experto en exquisiteces culinarias, sino de alguien que disfruta con la buena mesa. Un de sus recetas:
LA COCA DEL FARAON Una rebanada de pan con aceite es el alimento más primitivo y terrestre de nuestra cultura. Sus ingredientes son humildes y esenciales: harina de trigo amasada con aceite de oliva y sal, con una austerísima anchoa o sardina encima y puesta al horno de leña de monte, con espinos, zarzas y aliagas, que la dejan perfumada de fuego silvestre. Esta vianda tiene más de tres mil años de antigüedad. Está pintada en las paredes de las mastabas de Menfis y de otras tumbas en el Valle de los Reyes en tiempos de Ramsés II y también apareció petrificada dentro de una copa de oro del tesoro de Tutankamón.
Sin embargo, uno de los cuentos más singulares de éste autor es sin duda:
LOS PISTACHOS DE BAGDAD: En el cuenta que: Los pistachos eran morados con vetas verdes; las nueces tenían forma de cornezuelos y estaban adobadas con una clase de miel que había dejado en ellas unas motas rosadas; las almendras eran muy primitivas, de piel terrosa, con estrías apretadas, como serían las que metió Abraham en el zurrón antes de partir desde Ur hacia tierras de Canaán. Además de almendras, nueces y pistachos, en el frasco de cristal había un fruto seco que nunca había visto hasta entonces. Se trataba de una extraña semilla de color granate con la intensidad del rubí, e ignoro a qué sabía. Estos frutos secos habían resistido todos los bombardeos de Bagdad, todo el odio entre chiítas y sunítas, todos los coches bomba en la puerta de las mezquitas y mercados. Puede que un misil de racimo hubiera aventado el tenderete donde se exhibían al sol y después su dueño los hubiese rescatado del polvo mezclados con sangre humana y de perro para ofrecérselos de nuevo a los clientes. Por delante de ellos habían desfilado carros de combate, camiones con marines y otros, puerco espines de acero, pero estos frutos secos habían llegado hasta mí cargados de espiritualidad. Antes de consumir los frutos secos de Bagdad acompañando de un oporto me hice traducir por un árabe amigo la página de periódico en que venían envueltos. Contra lo que suponía, en ella no se aludía a ninguna crueldad de la guerra. Sólo era el fragmento de un cuento oriental: un hombre extraviado en el desierto bajo una luz cenagosa creía reconocer en cada duna la figura de su amante perdida, pero el relato se interrumpía con la página rasgada. Traté de terminarlo por mí mismo probando la semilla desconocida. Sabía a hierro oxidado.
La cocina también ha incursionado en la literatura infantil, prueba de ello es el trabajo realizado por Beatriz Actis y Patricia Suarez en el que las autoras aseguran que su libro "Comer con los ojos" representa una grata sorpresa que establece un puente entre la literatura y la labor artesanal (la cocina) y una excelente oportunidad para favorecer el trabajo compartido entre niños y adultos.
Los cuentos clásicos, el teatro, las fábulas, siempre han representado un imán para los pequeños lectores. Esta vez, las autoras han decidido acompañar estos textos con un variado y sencillo recetario de cocina.
Las recetas, no han sido seleccionadas al azar, se articulan armoniosamente con los textos elegidos. Así, junto al cuento "Nieve blanca, Rosa roja, resulta natural aprender a preparar "Pétalos de rosa cristalizados"; de igual manera, luego de leer "Hansen y Gretel" qué mejor que conocer un menú para concretar engaños.
¿Qué llevaba Caperucita Roja en su cesta en el momento de cruzar el bosque hacia la casa de la abuela?...¿Qué hacía el Hada Madrina con la calabaza después que Cenicienta se convirtió en princesa y tuvo un carruaje de verdad (y por lo tanto, la calabaza ya no era necesaria) ¿Quizás un buen puré o una compota…? Los cuentos para niños se dicen desde hace años, de generación en generación, nos permiten jugar con sus límites y sus variaciones. Uno de esos juegos tiene que ver con la cocina, que forma parte de la trama de muchas historias maravillosas y también una expresión de la cultura popular.
Entonces, si consideramos a la comida, como parte del origen de las personas y del tipo de vida que llevaban, no cabe duda que la literatura no puede estar ajena, en la mesa del buen comer y beber.

jueves, 4 de octubre de 2007

Alejandro José Ramón

ROL DEL ESCRITOR



Para intentar responder al interrogante ¿Cuál es el rol del escritor? deberíamos comenzar por definir al sujeto en cuestión, tarea difícil esta, si las hay. Puesto que el vocablo escritor se refiere a todo individuo que escribe, deduzco que no se pretende indagar sobre el rol de cualquier alfabetizado, sino el de aquellos que lo hacen de determinada manera. En este caso demandará límites, que se agreguen restricciones a la simple habilidad de escribir.
Son dos las condiciones indispensables:
La primera está referida al cómo, a la forma en que lo hará. El escritor es un vendedor de ilusiones bellamente escritas. Aunque la belleza es algo aún más difícil de precisar, existe sin lugar a dudas, se la puede apreciar, impresiona los sentidos y alimenta a los espíritus, los lectores se sienten mágicamente atraídos y los escritores se niegan a prescindir de ella. La Literatura es una de las Bellas Artes, la que emplea como medio de expresión la palabra. Por su parte el escritor es un imaginativo creador de belleza, debe serlo, que utiliza un lenguaje capaz de llamar la atención sobre sí mismo, distinto a otros tipos de discursos. Es el artista que, mediante el manejo de recursos lingüísticos, produce obras literarias.
La segunda condición se refiere al qué, sobre qué escribirá. Aquí la cuestión es opinable, siempre que se cumpla con la condición de ser libre. El escritor debe contar con la capacidad de determinar espontáneamente sus actos, con la única limitante de no poner en riesgo con ellos, los derechos de los demás. Ejercerá el libre albedrío, será dueño de sí mismo, escribirá con confianza, con franqueza, sin ser dominado ni coaccionado por nadie, sin que el contenido artístico o ideológico de su obra guarde subordinación a nadie, o sus textos se tiñan de intereses ajenos a sus propias convicciones. Este es el punto. Al igual que el primero, no admite claudicación alguna. Sin embargo… ¿Es acaso el escritor completamente libre al escribir? Vargas Llosa ha dicho alguna vez “Yo no escojo mis temas, estos me escogen a mí”, lo cual reivindica la duda. No escapará a la experiencia de cualquier escritor, el haber desarrollado temas de forma impensada, por influencia del tan mentado y no menos antiguo concepto de “inspiración”, o del más moderno de “subconsciente”. Sería ideal que el escritor pudiese tener pleno control de lo que escribe, todos lo pretenden pero ninguno lo consigue. Las palabras terminan, con frecuencia, imponiéndose sobre la voluntad del escritor. No es a estas clases de influencias a las que me refiero, sino a aquellas provenientes de los designios de otros individuos.
Que no sean los sectores, las editoriales, las corporaciones, las universidades o los estados los que dispongan el rol que los escritores deban cumplir frente a la sociedad. Es él mismo, en el pleno ejercicio de su libertad, el que decide cuál será ese rol, surgido de su propia concepción. Él y nadie más que él es quien establece los criterios estéticos que gobernarán sus obras, así como las ideas y la forma de verterlas. A algunos les ha costado la vida por sostenerlo.
No es reprobable que un escritor escriba textos bellos, sólo eso, dedicados a abstractas cuestiones del espíritu (el amor, la distancia, el tiempo, etc.), carentes por completo o casi por completo de referencias al humano acontecer, a la cotidianeidad, a la material realidad política, sociológica, psicológica, histórica, etc. No hay nada censurable en esa tendencia del “arte por el arte mismo”, considerada por algunos como un tanto narcisista y por otros como la esencia misma de la literatura. Son muchos los que piensan que así debe ser, que el escritor se atendrá solamente a la creación de belleza. Otros, por el contrario, creen que debe comprometerse y sus acciones estar dirigidas a producir cambios en las personas para que estas, a su vez, generen cambios de determinado signo sobre el entorno. Entre ambos extremos, hay una agotadora cantidad de variantes que resultaría harto tedioso de enumerar, con el agravante de olvidar a varias.
En la búsqueda de su rol, es trascendente que el escritor sepa de antemano quién será el destinatario de su obra. Unos pocos dicen escribir para sí mismos. Sólo por alguna situación fortuita sus escritos llegan a manos ajenas. Esta clase de escritores, cuya existencia muchos ponen en duda, únicamente necesitan ser capaces de poder entender sus textos cuando los relean, desinteresados como están de las disidencias o coincidencias ideológicas o de estilo, que puedan surgir con sus accidentales lectores. Humberto Eco, al referirse al tema, ha dicho en el XIV Festival del Libro de Budapest 2007: “Odio a los escritores que dicen que escriben para sí mismos. Lo único que escribimos para nosotros mismos es la lista de las compras”. Aquellos, en cambio, que escriben para los demás, los que anhelan ser leídos, sin que esto implique necesariamente el deseo de ser remunerados, tal vez, como dice Fernando Sabater, lo hagan siguiendo la muy humana vocación de trascendencia. Esos son los que enfrentan conflictos de conciencia. Sus criterios estéticos pueden llevarlos a embarcarse en una aventura simbólica y a producir obras ininteligibles o, al menos, difícil de entender. Ese arte, curiosamente, se convierte en arte después que el lector ha leído los comentarios explicativos de algún experto que lo revela como tal. Es un producto que no se puede disfrutar directamente. Se diría que escriben para la posteridad, para cuando el código que permita descifrar sus obras, esté suficientemente difundido entre las mayorías. No obstante, aquellos que pretenden transmitir un mensaje al presente, para las gentes “de a pié”, deberían hacerlo utilizando un lenguaje accesible, aunque sin desatender los criterios estéticos que gobiernan su estilo. Cuando la intención primera es difundir ideas, de nada vale escribir bonito si se hace con un discurso incomprensible.
De todo esto se desprende que habrá tantos roles como escritores preguntados haya, y que cada obra será el producto de un complejo proceso de alquimia entre el “arte” y la “ideología”. Sin embargo, no debería olvidarse que la palabra, tan pronto abandona la boca o queda impresa en cualquier tipo de soporte, deja de pertenecer a quien la suelta, y eso exige cierto grado de responsabilidad.
A pesar de que hablando del tema, sólo logremos ponernos en desacuerdo, es bueno hacerlo. Víctor Redondo ha expresado en una entrevista: “La función del escritor es contar historias, desarrollar el lenguaje, recrear las palabras y volverlas a poner en circulación. Pero si además de eso el escritor quiere jugar un papel en la sociedad, debe hacerlo. La gracia de la vida consiste en involucrarse en todo lo que pasa. El oficio literario es el secreto, el misterio, lo que cada uno hace en la soledad más absoluta, es encontrarle nuevos sentidos a la realidad, es poder expresar lo que mucha gente siente pero no le encuentra nombre, es luchar para que el lenguaje, que está siendo reducido por el capitalismo a meras consignas, vuelva a tener riqueza, para que la juventud que maneja ochocientas palabras pueda tener mejores maneras de hablar y de entenderse”.
El escritor es un esteta que se sirve de la verba, para excitar la imaginación del lector, a través de la ficción, hasta un punto insospechado. No es sólo el que imagina y cuenta ficciones, también puede ser el que ayude a desacralizar el arte, a masificarlo, a despojarlo de su aureola reverencial. Si se lo propone, puede cumplir con el rol de testigo de la época, de narrador y crítico, de un denunciante que vierte sus propias ideas y con ellas induce a la duda, que interpreta y sugiere cómo interpretar la realidad. Tiene en sus manos la preciosa habilidad de difundir su pensamiento y de enseñar a pensar a los demás, al tiempo que los hace gozar con su arte. Su rol es, creo, el de materializar la oralidad, cualquiera sea el soporte utilizado. Es, en definitiva, el de decir lo que tenga para decir, que no es otra cosa que cumplir con su destino.
Héctor Tizón cree que la historia le impone al escritor una tarea, por vivir en un determinado tiempo y lugar, región o nación. Y ese lugar será para el escritor su metáfora del mundo. Su tarea, dice, no es la de cambiar la vida sino la de reflejarla, fijarla, y no dejarla morir en el olvido, para que los demás la observen una y otra vez, para que todos tengamos otra oportunidad. Un escritor debe ser, tan sólo, un hombre libre que escriba y que honre la libertad de los sueños de los hombres.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Inauguracion del III Encuentro Comunitario de Escritores, Pocito, Argentina

Grupo Folklorico de Pocito

Artista Vilma Truncellito, Argentina

Artista Lourdes Aquino, Venezuela

Artista Liliana Garcia, Argentina

Manuel Rodriguez, Argentina

Todos los escritores en la FInca

Maria Isabel Lorenzo, Mexico

Juan Melo, Argentina

Magdalena Fuentes, Chile

Blanca Pineda, Colombia

Paseando por la Finca

Graciela Puente, Argentina, en el Colegio Secundario Profesor Froilan Javier Ferrero

Elizabeth Abreu, Brasil

Julio Lemoine y Rosa Arias, Argentina

Osvaldo Risso, Cordoba, Argentina

Gladys Mendia, Venezuela y Aidenor Aires, Brasil

Luz Carranza de Bogota, Colombia

Luis Holgado dictando taller en el Colegio Santa Barbara

Todos los escritores invitados en la Gobernacion


Poetas Amalia Daibes, Marcela Menares, Nancy Luna, Patricio Morales y Luis Holgado